lunes, 9 de enero de 2017

Nunca sabes lo que sucederá mañana. Cap. 3

III. Farewell.
Yoochun iba cada dos días a casa de Junho. Era, en cierto modo, enseñarle a un parvúlo. Bueno, no del todo, pero él repetía las palabras que Yoochun le pedía decir. Contar los números y decir el abecedario.

Fueron dos veces en que Junsu salió de su casa, Yoochun quería que él saliese e intentara hablar con alguien lo más fluido posible.

Habían pasado dos semanas, y el examen de Yoochun estaba a un día de ser presentado.

Él estaba leyendo un gran libro, mientras Junsu trataba de decir el vocabulario sin tartamudear.


¿Para… que… e-es examen?
Quiero estudiar medicina, y presentaré el examen para una beca en la mejor universidad de medicina.
Ah, y-yo espero que p-pa-pases – Yoochun le sonrió y bajó el libro, miró fijamente a Junsu y él se ruborizo.
¿Quieres salir mañana? ¿Después de que salga del examen?
Junsu mordió sus labios y bajó la cabeza. Negó con la cabeza y Yoochun giró su cabeza a la izquierda.
¿Por qué no? Vamos Junsu, será divertido. Por favor, necesito entretenerme con algo y no pensar en si hice algo mal en el examen.

Junsu jugueto con sus manos y con su mirada fija en el cuaderno frente a él asintió. Yoochun sonrió y le revolcó el cabello. Su primera reacción fue encogerse, pero luego simplemente se relajó y sonrió.

Lo primero que hizo Yoochun al salir del examen fue comer. Había estado resolviendo aquel examen por tres horas, y no había desayunado bien. Su estómago pedía a gritos ser alimentado.
En medio de aquel desayuno-almuerzo se dispuso a llamar a la casa de Junsu. Le dijo que estaría allá; en 30 minutos e irían al centro comercial ¿a qué? Yoochun no sabe, sólo quiere comprar algo para liberar el estrés que lleva.

Una vez llegó a casa de Junsu, pasó y se sentó; en la sala a esperar a que Junsu terminase de arreglarse. En ocasiones Yoochun olvidaba de que él era un adolescente normal.

Junho seguía recostado contra la pared mirando fijamente a Yoochun con los ojos entrecerrados, sonriéndole de medio lado. Yoochun luego de haber aguantado esa mirada por cinco minutos, comenzó a fruncir el ceño. Junho era extraño. ¿No se supone que este sería el momento en el que estuviese regañando a Yoochun o dando advertencias de si su hermano llega tarde o algo? Él no estaba haciendo eso, el simplemente lo miraba con aquella sonrisa que a Yoochun le daba miedo.

Quizá esa era la manera de advertirle lo obvio a Yoochun, pero él prefiere que le hable, a que lo mire de aquella manera.

Luego de un par de minutos esperando por Junsu, dicho chico bajó por las escaleras y Yoochun agradeció, ya que no soportaba ni un segundo más a Junho y esa perturbadora sonrisa.

Junho tenía la boca levemente abierta y Yoochun frunció el ceño, ¿qué ya no le iba a seguir viendo con esa extraña sonrisa? Entonces giró su cabeza y vio a Junsu bajar las escaleras, y podría jurar que él bajaba en cámara lenta. ¿Eso para en la vida real? Es decir, él había visto eso en las películas, pero… son películas después de todo ¿no?

Sacudió su cabeza, y retiró todo pensamiento extraño, y se dedicó a sonreír a Junsu, quien se encontraba a su lado, con un leve rubor en sus mejillas y mordisqueaba sus labios, y qué Yoochun no podía dejar de mirar, y tenía ganas de “No, no Yoochun”

Bien, no tardaremos Junho — Yoochun se dio la vuelta para mirar a Junho bostezando recostado contra el marco de la puerta, asintió y luego encaró una ceja.
Supongo que no tengo que decirte el típico discurso — Junho hacía un gesto con sus manos dejando en claro lo que tenía que decir, y Yoochun soltó un suspiro reprimido. Bien, Junho no era un hermano desinteresado después de todo. Y también agradecía que no le diera aquel discurso — Pero de todas maneras supongo que lo tengo que decir —  Pero tal vez no, Yoochun cerró los ojos y pasó su mano por su cuello, bien, si no tenía de otra, escucharía aquel discurso — Pero tengo pereza decirlo, porque sé que tu sabes bien lo ue te haré si la traes tarde o le haces algo, o alguien le hace algo. Así que largo, tengo sueño y quiero dormir — Sin más cerró la puerta y Yoochun frunció el entrecejo.

Si, Junho era una persona extraña, preocupado por su hermano menor, pero de igual manera, era extraño.

Abrió la puerta del copiloto para Junsu y él con una sonrisa y un muy  suave agradecimiento, se adentró en el auto. Yoochun le dio la vuelta al auto y tomó un aire antes de entrar en el auto. Giró y vio que Junsu miraba a todos lados, sin percatarse de que aún no llevaba su cinturón de seguridad. Yoochun, sin tomarle demasiada importancia se inclinó y tomó el cinturón de seguridad, rodeando con el brazo los brazos de Junsu, para finalmente tomar aquel pedazo de tela, recorrer su mano a lo largo y llegar a la cintura de Junsu y tirar del cinturón para luego abrocharlo.

Fue hasta que adoptó su postura t vio la cara toralmente roja de Junsu que se dio cuenta de lo que había acabado de hacer, prácticamente había tenido su cara a menos de cinco centímetros de la cara de Junsu, y él, ni cuenta se había dado.

Yo… Lo siento, no me..
E-Está.. bi-bien.

Yoochun asintió con la cabeza y arrancó. Tomaron un viaje de 30 minutos hasta el centro comercial. Yoochun en serio necesitaba liberar todo aquél estrés que estaba reteniendo por los resultados de la prueba que obtendría en un mes. Y Junsu, debía salir y divertirse. Algo que él estaba seguro no había hecho desde su accidente. Cine, comida, compras, más comida, juegos arcade, muchisíma más comida, caminar de un lado a otro.

¿Cómo prueba? — Preguntó Junsu mientras descansaban de caminar tanto, con un helado en sus manos.
Supongo que bien. Estaba un poco difícil. Pero, nunca se pierden las esperanzas ¡cierto, Junsu? — Él asintió con la cabeza y bajó la mirada.

Yoochun lo miró curioso ¿En serio él se había dado por vencido con su problema?

¿Qué quieres hacer hoy Susu? — Le había dicho Junho al chico que se disponía a desorganizar su guarda ropa, con tal de encontrar una combinación perfecta.
Yo saldré — Fue lo único que respondió, mientras aún revolcaba su armario. 
¿En serio? Wow, eso es bueno Susu ¿Quieres decirme con quién? — Él sólo negó con l cabeza, y Junho prefirió darle privacidad — Si pasa algo, por favor llámame.
Sí, l-lo haré.

Junho había dicho que saldría con dos de sus amigos y que se encontraría con el resto en un karaoke en quién sabe dónde. Junsu procuró guardar todo lo que necesitaba para así sentarse en la sala de estar a esperar. Rogando para que su ropa que le tomó tanto encontrar no se arrugara mientras esperaba.

No se engañaría a si mismo, le gustaba Yoochun. Más de lo que le hubiese gustado alguien antes. Era un adolescente común y corriente, sólo que su cerebro no procesaba bien la información que quería salir de su boca, o sus manos, cuando éste quisiese escribir.

Cumpleaños. Yoochun había quedado de verse con Junsu en su cumpleaños. Exactamente hoy, aquel viernes. Pero Yoochun tiene la cabeza en otras cosas, como la carta que le llegó la noche anterior por correo.

Lo había logrado, tantas noches de trasnocho, logró pasar a aquella prestigiosa universidad ¡Estudiaría medicina!

Eh, hola Junho — Yoochun y Junho habían salido el sábado, Yoochun quería contar que había pasado a la universidad a los cuatro vientos. Estaba demasiado feliz, eso no lo negará.

Se habían encontrado en el café del padre de Yoochun. Y se encontraban comiendo unos pasteles con un poco de café y chocolate caliente. El otoño estaba siendo muy frío aquella vez.

Adivina qué — Comentó Yoochun sin poder aguantar más su emoción.

Junho alzó la vista de su postre y la dirigió a Yoochun quien sonreía de oreja a oreja. Alzó las cejas, y frunció el entrecejo tratando de pensar. Yoochun no aguanto más y gritó.

¡Pase! ¡Junho, pase a la universidad!

Junho lo felicitó y como regalo, uno pequeño, lo invitó a jugar por tres horas en el arcade de aquel centro comercial.
….

¿Cuándo llegó la carta? — Yoochun, en cierto modo sintió la necesidad de decirle a Junsu sobre la universidad. Aunque no sabía exactamente por qué le estaba diciendo eso.

Había ido con Junho a su casa, y ahora en el parque favorito de Junso, teniendo aquella “charla”. No, no es una charla. Es una… ¿explicación? “¿Explicación de qué?” pensó Yoochun.

Ayer. Vino por correo ayer, y mañana me iré.
Entiendo. No te culpo por no ir ayer — Esas habían sido las palabras claras que Junsu había ducho por mucho, pero mucho tiempo. Palabras claras que Yoochun no entendió. Junsu, al ver que no tenía respuesta continuó — ¿Por cuánto?
Son exactamente cinco años. Me mudaré a Estados Unidos, y viviré con mi abuela. ¡Junsu estoy tan feliz!
¿Vuelve antes?
La verdad, es que no sé. Pero intentaré venir cada navidad.
Vuelve antes para verte.

Él trataba de retener las lágrimas que amenazaban con salir, con su vista nublada, cerró los ojos fuertemente y sonrió. Sonrió aunque le dolía.

Estoy feliz por ti — Junsu había estado practicando mucho para no tartamudear tanto, para demostrarle a Yoochun, que él le ayudaba, que él lo necesitaba, que él era el único que podía ayudarlo, pero él parecía no notarlo.
Mañana partiré a las seis de la mañana, así que, este es el adiós Junsu — Yoochun se puso de pie, seguido por Junsu, ambos sonreían — Fue un placer haberte ayudado, aunque no haya funcionado.

Se despidieron, y Junsu no pudo evitar que su sonrisa se quebrara cuando Yoochun dijo aquel “Espero volver a verte” u se dio la vuelta para ir a su casa y temrinar de empacar.

Con una sonrisa quebrada, con su fleco tapando su rostro, con gruesas lágrimas que bajaban libremente por sus mejillas, así se quedó Junsu luego de que él se fuera.

Adiós Yoochun.

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