martes, 5 de julio de 2016

Otra oportunidad.Capitulo Final.




- ¿Por qué no solo puedes dejarme en paz? – Murmuré cuando Junsu caminó hacia mí, él negó, acercándose todavía más, yo ya no tenía fuerzas para alejarme, yo no entendía nada.
Tomó mis brazos, sin presionar, solo para sentir el calor de sus manos a través de mi blusa.
- No quiero – Dijo en voz baja.
- Junsu no sé por qué ahora te comportas así – Admití bajando la mirada hacia su camisa arrugada.
- ¿No lo sabes?, odio verte tomándole fotos a ese idiota, odio ver que otro se despida de ti, ni siquiera sé quién es ese… Me muero de celos, si eso era lo que querías conseguir, lo hiciste, lo hiciste – Murmuró antes de unir nuestros labios, tan rápido que solo fui consciente del movimiento cuando su boca rozaba la mía, a pesar de sus palabras y el tono de su voz, su beso era delicado, lento, casi perfecto, mi estómago dio un vuelco, las lombrices se movieron, aun dudosas, sus manos subieron a mi rostro mientras me acariciaba la piel de mis mejillas, me di cuenta que estaba llorado pero él no desistió… Y yo tampoco, pues no eran lágrimas de rabia o dolor, eran lágrimas de rendición, mi cuerpo no tenía nada que hacer cuando el suyo estaba cerca, culpen al corazón.


Me abrazó mientras yo me sostenía de sus hombros.

¿Cómo luchas contra eso?

Ni siquiera mi mente ya podía argumentar que él no me quisiera, esto era diferente, él era diferente, y eso imposibilitaba más pensamientos.

-Te quiero, te quiero – Murmuró contra mis labios, antes de volver a besarme, esta vez no correspondí el beso consciente de esas últimas palabras, se alejó unos segundos después, cuando por fin alcé mis ojos hacia los suyos, su mirada era vidriosa, sus ojos anegados de lágrimas sin derramar.
- ¿Cómo puedes seguir mintiendo? - Susurré tragando el nudo en mi garganta.
-Yo no…- Comenzó antes de que yo negara poniendo dos dedos contra sus labios, a pesar de estar casi abrazados, sentía el aire helado a mi alrededor.
- No lo digas, no vuelvas a decir que me quieres, si alguna vez nuestra amistad significó algo para ti – Terminé mientras me disponía a entrar a la casa, él me detuvo, sujetando mi mano y atrayéndome de nuevo hasta estar lo suficientemente cerca para que tomara mi rostro entre sus manos.
- Te quiero – Gruñó mientras yo sollozaba.
- Eso no fue lo que le dijiste a Sapphire – Murmuré sin poder detenerme, él se quedó estático un momento y su agarre se aflojó lo suficiente como para que pudiera alejarme unos pasos.
- ¿Por qué no me dijiste que tu no me querías?, no era tan difícil, no me hubiera muerto Junsu, era una posibilidad que yo tenía muy presente, pero me engañaste – Le dije con las palabras saliéndome a borbotones.
- Yo…
- Al final hubiera aceptado que solo podías ser mi amigo, pero ahora he perdido hasta esa parte de ti, ¿nuestra amistad no te impidió burlarte de mí de esa manera?
- ¡No quería lastimarte!, eras muy importante para mí, pero jamás… Jamás había pensado en ti de esa forma – Explicó el con la voz extraña.
Negué incrédula, no podía estar hablando en serio.
Vi movimiento en una de las cortinas del frente de mi casa, no faltaba mucho para que mamá saliera si seguíamos así.
- Adiós Junsu – Susurré mientras me alejaba unos pasos, su mano no me detuvo y aquello me sorprendió pues una parte de mí esperaba que lo hiciera, al final solo su voz me impidió dar otro paso.
- Ya no estoy mintiendo, ojala pudieras creerme – Murmuró y me costó todo lo que me quedaba dentro para continuar caminando y no girarme de nuevo.

(…)


La llamada por la tarde, al siguiente día a la declaración de Junsu, fue lo único que me hizo separarme del mando a distancia del televisor, mi mamá había tratado de hablar conmigo sobre la ‘conversación’ con él pero yo había logrado que me dejara en paz, prometiéndole que solo necesitaba tiempo, que estaría mejor y si no se lo diría.

- ¿Hola? – Contesté mientras más pasaba una mano por el cabello, la coleta que me había hecho estaba casi desapareciendo.
- ¿Cómo pudiste decirle a Jaejoong sobre Changmin? Eso debería ser un código de amigas o algo así. – Se quejó Lara mientras yo cerraba los ojos.
- Lo siento, no quise causarte problemas – Murmuré.
-¿Qué pasa? – Preguntó con el tono de voz ya sin ningún enojo falso.
-Nada – Contesté.

En el silencio que siguió agradecí que Jaejoong no hubiera dicho nada sobre quien me esperaba el día anterior fuera de la casa.

- Te oyes… Triste, mucho más que los últimos días – Admitió mientras yo sonreí en aceptación, los ‘últimos días’ era yo contra el engaño de Junsu, ahora yo en contra el Junsu que me había dicho que me quería y que no estaba mintiendo. Era yo en contra la parte de mi misma que quería creerle y la parte que ya no quería sufrir más, no quería ser la que siempre regresaba, la que siempre estaba ahí.
- ¿Qué te dijo tu hermano sobre Changmin? – Pregunté llevando la conversación hacia terrenos más seguros, no quería hablar de Junsu con Lara ni con nadie.
- Me amenazó con decirle a mamá que estaba enamorado si no le daba su teléfono – Contestó.
- ¿Tienes el teléfono de Changminl? – Inquirí con una tenue sonrisa.
- Si, bueno, el punto es que Jaejoong le llamó y le propuso que fuéramos mañana al cine, los cuatro – Propuso.
- ¿Eso me incluye a mi? – Pregunté sin muchas ganas.
- Por favor, no puedes dejarme sola, no con Jaejoong como un tonto tercer acompañante - Exclamó mientras yo reía un poco.
- Me deberás una – Le dije y ella se rió.
- Tampoco seas tan dramática – Replicó antes de decirme la hora y el lugar del encuentro y colgar.
Dejé el teléfono y apagué el televisor deseando dormir un poco.

(…)


El domingo por la tarde, después de ducharme y cambiarme, pensaba que podía tomar el teléfono y excusarme con los hermanos pero al final no pude hacerlo, ya le había dicho a mamá sobre la salida al cine y me lo estuvo recordando hasta que me despedí para ir a la plaza comercial donde había quedado con Lara.

Veinticinco minutos después, especificados por Lara posteriormente, tres pares de ojos me observaron caminar hacia ellos.

- Hola a todos – Sonreí tenuemente mientras Lara miraba el reloj.
- Pensé que no vendrías – Murmuro.
- Yo pensé que no vendría – Admití, haciéndola bufar y girarse hacia las taquillas del cine, Changmin siguió a mi enfurruñada amiga y Jaejoong me miró divertido.
- Solo tú puedes decirle eso a la cara y permanecer con vida – Admitió mientras que yo me encogía de hombros.
- Beneficios de mejor amiga, supongo – Murmuré al tiempo que él me miraba perdiendo la sonrisa del rostro.
- ¿Estas bien? – Preguntó serio. Respire hondo señalando hacia la fila de la cual Lara estaba saliendo ya con los boletos en la mano.
- Si, bien, lo mejor que se puede, ¿vamos?

Jaejoong me siguió sin decir nada más.

No me sorprendió que la película fuera un conjunto de golpes, autos destrozados y hombres con armas, típico gusto de las películas de Lara y al parecer ninguno de los dos hombres había estado en desacuerdo.

A su favor debo admitir que la trama no era una basura como otras tantas películas que me había visto obligada a ver con ella.

Cuando finalmente salimos de la sala, Jaejoong me detuvo tenuemente con su mano en el brazo alejándome un poco de Lara y Changmin.

- ¿Podrías seguirme la corriente?, Lara quiere estar a solas con Changmin aunque nunca lo admitiría – Aseguró en mi oído haciéndome sonreír.
- ¿No se supone que eres el hermano mayor celoso? – Inquirí divertida.
- No les voy a dar más de veinte minutos – Me dijo entres dientes y yo reí sin poder evitarlo. Lara se giró hacia nosotros encarnando una ceja.
- ¿Creen que podrían seguir un rato sin nosotros? – Preguntó Jaejoong con toda la inocencia del mundo.

Rodeé los ojos junto a Lara pero al final ella fue jalada por Changmin hacia una tienda de videojuegos, esos dos eran un caso.

- ¿Puedo preguntarte algo? – Dijo de pronto haciéndome fruncir el ceño.
- Puedes – Le dije sin decirle si le iba a contestar o no, sonrió mirándome.
- El chico que esperaba en tu casa era tu vecino, ¿no? A Lara nunca terminó de caerle bien, lo recuerdo – Admitió mientras yo medio sonreía.
- Si, ella odiaba que yo lo considerara perfecto, ella tenía razón, no lo era – Confesé mientras él fruncía el ceño.
- ¿Qué pasó? – Preguntó.

Miré alrededor y caminé hacia las mesas en el centro de la plaza, tomé una silla en una de las tablas de la esquina. Le solté todo, lo decorosamente posible, sin siquiera mirarlo, era más como dejar salir todo y él… El escuchó hasta el final, a pesar que noté como apretaba su puño en ocasiones.

- Mi hermana tiene razón, él no es perfecto, es un idiota – Dijo al terminar de contarle lo que me había dicho Junsu el viernes por la noche.

Yo bajé la cabeza, era fácil decirlo, pero eso no cambiaba los sentimientos o aclaraba mi mente o me permitía dejarlo todo atrás y seguir.

- Lo siento, sé que eso no solucionara nada, ¿tú lo quieres no? – Preguntó mientras yo cerraba los ojos un momento -  Te diré un secreto  – Murmuró segundos después acercándose un poco, inclinándose contra la mesa, esa mirada traviesa me hizo sonreír, Jaejoong era tan especial y tan diferente al chico que yo quería que ni siquiera podía olvidar aquel oscuros de sus ojos, ese oscuro que hacía que las lombrices en mi estómago temblaran. - A los hombres tienen que enseñarnos a querer, la mayoría del tiempo somos un asco para eso – Me di cuenta que lo decía en serio y eso me hizo fruncir el ceño, quise preguntarle qué era lo que él había hecho mal, pero al final no pude, sólo fui capaz de sentir su mano cuando tomó la mía. - Eres especial, no eres como las demás, por eso Lara te quiere tanto, porque ella tampoco es falsa o pretenciosa, no te digo que lo excuses porque él sea un hombre y eso le dé derecho a ser un idiota, únicamente te pido que recuerdes que puedes tener todo lo que te propongas, todo – Terminó mientras su otra mano acariciaba mi mejilla.
- ¿Por qué no pude quererte a ti? – Pregunté sin poder detenerme y él el rio tiernamente acercándose hasta besar mis labios suavemente.
- Supongo que no funciona así – Admitió mientras de la nada él era empujado lejos. El sonido de la silla al rechinar y de maldiciones entrecortadas, mezcladas con otros jadeos convirtió los siguientes segundos en un caos.

Parpadeé confusa antes de ver como Jaejoong reaccionaba…

- ¡Kim Junsu! – Oí el grito del señor Kim detrás de mí, estaba acompañado de su reciente novia.

(…)

Al final él y otro hombre lograron separarlos, estaban más desarreglados que heridos.

- ¿Qué te pasa hijo? – Preguntó su padre, mirándome fugazmente, tenía la ligera sospecha que el señor Kim hacia esa pregunto sólo por decir algo.

Jaejoong se alejó del hombre que lo sujetaba y miró de nuevo hacia Junsu antes de acercarse.

- Iré a buscar a mi hermana, antes de que llegue y forme un espectáculo mayor – Susurró mientras yo asentía-. Te esperamos en la entrada – Terminó antes de alejarse.
- Estoy bien – Le dijo Junsu a su padre antes de soltarse de su agarre.

Miré al señor Kim con una disculpa sin palabras y luego me alejé.

Caminé hasta llegar a la entrada de los sanitarios, un pasillo largo y tenuemente despejado.
- ¿Quién es él? – Preguntó Junsu recargándose contra la pared frente a mí.
- Podría no contestarte, ¿sabes?, no tienes ninguna razón para preguntar.
- Lo sé – Admitió al final en voz tan baja que pensé que había sido mi imaginación - No te he pedido perdón por haberte mentido cuando viniste a mi casa pidiéndome que fuera tu novio –Murmuró mientras yo le miraba abrazándome a mi misma.
- Las palabras no cambian nada – Le murmuré y él se acercó lentamente.
- No, no lo hacen, lo que hice nunca podré borrarlo – Comentó cerca, haciéndome sentir el aire que salía de su boca al expulsar sus palabras. ¿Cuándo se había acercado? - Pero te necesito, creo que te necesitaré siempre…- Comenzó - Y necesito que me des otra oportunidad – Terminó alzando mi barbilla haciendo que lo mirara.
- No seré infeliz nunca más, no quiero – Le dije cuadrando los hombros, mirando dentro de sus ojos mieles oscuros. Sorprendida de lo mucho que creía en esas palabras.

Junsu tragó visiblemente y después esbozó una tenue sonrisa, se acercó besándome la mejilla, solo un roce apenas perceptible.

- No lo serás, lo prometo – Susurró antes de alejarse sin otra palabras más.

(…)

“No lo serás…”

¿Eran palabras de despedida?

¿Debería sentirme feliz?

Porque hacia muchas semanas que no recordaba sentir el pecho burbujeante de felicidad como cuando tomas una Coca-Cola muy fría.

De hecho hace días que ya no sentía nada, estaba congelada a la espera de algo que me sacara de mi entumecimiento.

No deseaba sentir otra vez ese dolor agudo o la rabia hacia él, pero quería sentir algo, cualquier cosa que me dijera que estaba avanzando y no que todos me estaban dejando atrás.

Alguien golpeó mi brazo haciéndome recordar que estaba en medio del pasillo repleto de estudiantes.

Todos se movían a la siguiente clase, avanzando, ¿entonces por qué yo no podía hacer lo mismo?
Comencé a caminar sin casi notarlo, con la mente aún en sus palabras.

Una despedida, había sido una despedida, debía saber si después del torbellino de días de tenerlo apareciéndose casi hasta debajo de la alfombra, de pronto Junsu me había dejado en paz.
Cuatro días, casi una semana sin siquiera un intento de conversación, lo había visto fugazmente a lo lejos y él aparte de una media sonrisa en respuesta no había intentado nada más. De nuevo, ¿debería sentirme feliz por eso? La lógica gritaba que sí, pero me estaba cansando de ser tan racional. ¿De qué servía pensar con la cabeza si no me sentía mejor?

(..)


Un grito agudo captó mi atención a lo lejos, otro chico volvió a golpear mi brazo impaciente por acercarse a mirar lo que sea que hubiera pasado, di la vuelta hacia el pasillo de donde había provenido el femenino y aturdidor sonido antes de pararme en seco, la gente se estaba amontonando alrededor de una Sapphire completamente llena de pintura amarilla, era como si se hubiera echado un bote encima, ella se quejaba entre maldiciendo y lamentándose, dando pequeños grititos sobre la calidad de su ropa y sus zapatos, yo estaría más preocupada por sus libros que estaban en igualdad de condiciones.

Parecía que la típica broma abre casillero había tenido una nueva víctima, salvo que hacía mucho que no veía que sucediera.

Todos comenzaron a murmurar, a reírse y hasta a alabar al genio que lo había planeado, comencé a reírme sin poder evitarlo, sé que debía contenerme, pero al final casi era justicia divina, además la pintura jamás había matado a alguien, quizás con la esperanza que hasta la hiciera más humilde.
Negué con la cabeza alejando los pensamientos vengativos y estaba por girarme y alejarme de ahí cuando Junsu se hizo espacio entre los estudiantes amontonados.

Se acercó a Sapphire con cara seria y mirada crítica, observó al casillero y suspiró, aquello pareció casi un acto teatral.

- Nadie puede escaparse de una inocente broma, ¿verdad Sapphire? – Dijo mientras todos rompían a reír, ella gruñó apretando los dientes y se alejó con otras porristas siguiéndola apresuradas, Junsu no hizo caso de las burlas hacia la chica llena de pintura, sólo miró alrededor como si buscara algo y al final sus ojos se encontraron con los míos, aquello fue suficiente para saber que él había sido. Alejó sus ojos y después desapareció entre el mar de estudiantes que ya iba tarde a clases, alguien jalonó de mis hombros obligándome a girarme.

- ¿Qué paso? Siempre me pierdo de todo – Murmuró Lara mientras yo reía sin saber muy bien porque - Amiga ¿Qué paso? – Preguntó de nuevo.
-No lo sé – Admití totalmente sincera.

Al final mi amiga se terminó enterando por las más de doce personas que presenciaron la creación artística de cierto bromista, Lara estaba que desfallecía de gusto y no lo ocultaba, tanto que cuando Changmin se unió a nosotras en el estacionamiento para llevarnos, mi amiga sonrío y sin más tomó su cuello con una mano y le dio un ligero pero definido beso en los labios.

-¿Y eso por qué? – Le preguntó Changmin acomodándose los lentes sin ocultar la enorme sonrisa en su rostro.
- Lo de Sapphire no será la única cosa buena en mi día, ¿no has oído eso de que cuando pasan cosas buenas haz cosas buenas? Y todo eso – Murmuró ella algo nerviosa haciéndome sonreír.

Ojala Jaejoong hubiera podido quedarse un poco más y ver esto.

Cosas buenas, tal vez.

Al día siguiente toda la escuela comentaba sobre Sapphire y el color amarillo entre mezclado en cada broma posible, en cierto modo llegué hasta sentir pena por ella, justo antes de que la viera ponerle el pie a un chico de primera en el almuerzo. A veces las personas no maduran nunca.

Justo después de salir de la cafetería caminé hasta mi casillero, y me detuve en seco con la puertecilla abierta mirando el sobre encima de mis cosas, un sobre que tenía mi nombre escrito con una letra que reconocía demasiado bien. Lo guardé de inmediato en mi bolso como si corriera el riesgo de desaparecer, perderlo o que alguien más se apoderara de él.

Mi corazón latía rápidamente y las lombrices se movían inquietas.

Las ultimas clases debía darlas por perdidas, ya que por más que lo intente no podía dejar de pensar en lo que mi bolso resguardaba.

Estaba un poquito enojada conmigo misma, no debía estar tan impaciente y por todo lo que tenía, no debía hacerme ilusiones. Esto no era un cuento de hadas, era real.

Finalmente después de saludar a mamá y subir tropezando las escaleras, llegué a mi habitación sin apenas recordar haberme despedido de Changmin y Lara, dejé mi bolso en la cama y saqué el sobre cerrando los ojos.

“No lo serás…”

Respiré hondo rompiendo el sobre y sacando la hoja de papel escrita a mano.

Comencé a leer, mirando su letra y arrugándola un poco sin querer.

‘Hola,
Necesito decirte muchas cosas pero lo creas o no, dudo que fuera posible hacerlo mirándote de frente, lo he intentado, pero simplemente no puedo.
Siempre digo las cosas como no quiero decir, ¿lo ves? Me costó mucho darme cuenta lo malo que fue engañarte, ¿puedes creerlo? Creía que era lo mejor, en ese momento parecía lo mejor, pues aceptar que tenía miedo era algo que no cabía en mi cabeza.
La verdad es esa, tenía miedo y estaba confundido, muy confundido, una cosa es intuir que tú me querías y otra era recibir tu cariño sin saber qué hacer con él. No voy a darte más excusas porque solo sería dar muchas vuelta a lo mismo y como dijiste, las palabras no cambian nada.
Pero hay algo que tienes que tener muy claro. Yo te quiero, te he querido desde hace mucho tiempo, pero el querer y el estar consciente de ello son casos muy distintos. Pues te puedo decir cuando ha sucedido cada uno de ellos en mí y no fue al mismo tiempo.
¿Sabes cuando comencé a quererte? El día que mamá murió, tú estabas ahí, llegaste al hospital y te quedaste a pesar de que yo estaba molesto con todos, no sé si tu recuerdes lo que me dijiste, pero yo sí, dijiste que mamá siempre estaría conmigo mientras yo la recordara, algo muy parecido dijo papá cuando hablamos sobre su novia.
Ese día comencé a quererte. Pero me di cuenta hasta mucho tiempo después y solo puedo terminar pidiéndote perdón por ello, no sé si sea demasiado tarde, la realidad es que pensar en eso no me llevara a ningún lado, no sin antes pedirte de nuevo otra oportunidad.

Por favor.
Kim Junsu.

Pd: El día que me di cuenta que te quería te tomé una fotografía, revisa tus negativos de estas últimas semanas.’

(..)

No era la primera vez que pensaba que de haber leído la carta en la escuela, hubiera revelado las fotografías muchísimo más rápido. Al final, dos horas después apenas terminaba de tener frente a mi todas las tomas, miraba muchas que recordaba haber acotado pero no podía distinguir una especial, una donde yo fuera el foco.

Repasé con la mirada de nuevo las imágenes que había en la mesa y colgando; nada, nada sobre mí en el pasillo, en la escuela, en el porche….Ahí estaban. Había cuatro fotografías mías. ¿Cómo no las había notado antes?

No eran las que yo esperaba, algunas ni siquiera mostraban mi rostro por completo; era yo pero tenía los ojos cerrados, el cabello enmarcando mi rostro o tapándolo ligeramente y mis labios entreabiertos, en una de las fotografías incluso alcanzaban a captar la piel desnuda de mi hombro y el cabello esparcido sobre su cama. Él las había tomado después de que me quedara dormida esa noche. No podía dejar de mirarlas, no podía dejar de recordar, lo bueno y lo malo, y no podía dejar de pensar en que necesitaba dejarlo todo atrás.
Necesitaba una despedida.

- Solo prométeme que si llama dirás que estoy ahí – Repetí al móvil, sin aliento.
- Oye, no creo que…
- Solo promételo Lara– Insistí mientras caminaba hacia la casa de Junsu.
- Lo prometo – Gruñó Lara y colgué la llamada, con la seguridad de que aquel gesto me costaría bastante caro pero lo pagaría.
Lo que hacía ya iba más allá de un lento razón amiento el cual mi amiga me haría hacer.

Miré su porche, la quietud y el silencio hacia poco habían anochecido, no era muy temprano pero tampoco muy tarde, el auto de su papá no estaba y aquello no podía clasificarlo como algo bueno o malo.

¿Acaso importaba?

El viento fresco erizo mi piel o quizás fue el nerviosismo. Había caminado tan rápido de la escuela hasta allí, más de lo que había caminado en semanas, que apenas tenía aire, mis pies dolían y mis manos sudaban.

Me acerque hasta tocar su puerta dos veces, y esperé.
Los segundos parecían horas, podía sentir cada latido de mi corazón en todo mi cuerpo.
Él abrió la puerta por completo mirándome fijamente, sus ojos mieles oscuros mostraban sorpresa y algo más, ¿alivio? ¿Alegría?

- Tú…– Murmuró en voz muy baja, soltando el aire retenido.
Entré sin esperar invitación, cerró la puerta de nuevo y nos quedamos en la entrada con el silencio y la expectación rodeándonos.

- Oye yo…- Comenzó de nuevo pero yo miré alrededor captando su atención. -¿Qué buscas? –Preguntó confuso.
- ¿Y tu papá? – Repliqué mientras él fruncía el ceño.
- Pasara la noche con…, va con ella una noche a la semana – Terminó.
Me acerqué un poco mientras Junsu alzaba la mano acariciando mi mejilla como si no pudiera detenerse.
- Necesito terminar con todo esto – Murmuré y un gesto de dolor apenas perceptible pasó por su rostro - Necesito tener un recuerdo bueno, sincero, libre y sin secretos para dejar todo atrás –Seguí diciendo y esperando que él comprendiera, al final me conocía demasiado bien, tenía que entenderlo.
- No creo que…- Comenzó de nuevo antes de que yo colocara dos dedos en sus labios, la sensación me causó un estremecimiento.
- Ahora yo te necesito, Junsu – Terminé mientras él cerraba los ojos y tomaba mi mano que aún estaba en su boca entre la suya. Me miró un momento antes de apretar nuestro agarre y caminar hacia las escaleras, llevándome con él.

Su habitación estaba justo como la recordaba de la última vez, solo que en esta ocasión al entrar no sentía la opresión, el miedo y las ganas de salir corriendo; yo quería esto, era el final de semanas confusas, dolorosas y duras.

Miré la playera de Junsu y me acerque mientras él movía nuestros dedos entrelazados, cuando tome la orilla de la prenda con mi mano libre se quedó muy quieto y solo respiró profundamente antes de que yo la quitara, observé las líneas de su torso, la forma de sus músculos que se marcaban solo parcialmente en su cuerpo.

Me separé un poco y llevé mis manos hacia mi propia blusa, sacándola por mi cabeza rápidamente, él me miró y sus ojos calentaron cada poro de mi piel, el corazón parecía salirse de mi pecho y las lombrices habían perdido la cordura.

Lentamente se acercó de nuevo, su piel se sentía caliente contra la mía, sus labios lentamente llegaron hasta los míos, besando suavemente y lento, muy lento.
No hablamos porque sabía, ahora, que él entendía, nadie más podría hacerlo, pero él sí.
Nuestras manos trabajaban juntas en los pantalones ajenos, batallamos con los botones y riéndonos del nerviosismo y expectación, nos besamos de nuevo deshaciéndonos de los estorbosos vaqueros ya en los tobillos al caminar.

Casi sin darme cuenta estábamos sobre su cama, aun con la ropa interior, enmarcó mi rostro con sus manos y me besó, llevando su lengua dentro de mi boca, tentando la mía. Comencé a gemir, sin controlar los sonidos que salían de mi boca, mientras sentía su cuerpo presionar el mío y una de sus manos delineando con extrema delicadeza y lentitud.

-Te quiero – Susurró en mi oído y yo solo bebí de ese sonido, no estaba preparada para las palabras pero estaba dispuesta a grabar cada una de las sensaciones.

Mis manos fueron a su cabello, los mechones negros que tanto amaba, busque otro beso febril y húmedo, un tanto desesperado mientras podía sentir su excitación contra mi cadera.
Me estremecí, la humedad entre mis piernas aumentaba y un pequeño latido se alojaba justo ahí, cada vez más insistente.

Recorrí su espalda con las manos hasta llegar a la orilla de su ropa interior, se estremeció contra mí y su boca marcó un camino de besos hasta mi cuello y mucho más abajo, besó mis pechos por sobre la tela del sostén y deseé que lo quitara, pero no lo hizo. Llegó hasta mi vientre besando y jugando con mi ombligo, su lengua se divertía bailando con mi piel, haciéndome cosquillas, haciéndome sentir bonita y como gelatina, todo al mismo tiempo.

Finalmente besó mi ropa interior haciendo que gimiera bajito su nombre, volvió a acostarse sobre su costado, a mi altura. Busqué otro beso fugaz que me dio de buena gana dejándome ir al minuto siguiente mirando cada uno de mis movimientos, me quité el sostén lentamente; primero los tirante, luego el broche, todo seguido por sus intensos ojos miel. Me recosté de nuevo sobre el colchón y esperé casi temblando, no por miedo, por dudas o sensaciones nuevas, lo esperé a él y todo lo que significaba. Junsu enganchó la orilla de mi ropa interior con sus pulgares y la bajó antes de hacer lo mismo con la suya, se alejó murmurando algo entre dientes que no puede distinguir y regresó colocándose un condón.

Me quede medio hipnotizada mirándolo mientras se recostaba de nuevo. Un final y un inicio. Abrí mis piernas lentamente y él acercó una mano acariciando con sus dedos mi humedad, esparciéndola, haciéndome cerrar los ojos con sensaciones. Colocó un dedo dentro de mí y me acaricio tan íntimamente como nadie lo había hecho, ni siquiera él, unió otro dedo, haciéndome retorcer y murmurar su nombre una y otra vez.

Presionó la punta de su erección contra mí y algo desató entre nosotros, miré hacia sus ojos mientras asentía y él entraba en mi, ambos nos tensamos, jadeamos y nos enredamos mientras nuestras caderas parecían tener vida propia.

No había nada dolorosa, extraño o loco en ellos. Me sentía viva, a flor de piel y era maravilloso.
Me sujeté a su cuerpo mientras mis caderas luchaban por alcanzar las suyas, escondí mi rostro en su cuello y grité su nombre amortiguado, mientras mi mente explotaba y finalmente todo quedaba en el pasado, en el fondo, el más bello recuerdo de un nuevo comienzo.

Después de que todo se quedara quieto y silencioso de nuevo, mucho después de que él hubiera jalado las sabanas sobre nosotros y yo me rindiera al cansancio y la sensación de regocijo en mi cuerpo, nos quedamos abrazados, sin decir nada, hasta que el sueño me venció.
Cuando desperté, afuera estaba casi amaneciendo y dos ojos mieles oscuros me miraban con una ternura nueva y a la vez vieja en ellos.

Le sonreí sin poder evitarlo y él me correspondió.

- Hola – Murmuró Junsu y yo le besé.
- Hola – Dije y después de unos segundos con los ojos cerrados, continúe - Tengo que irme.
-Lo sé – Admitió mientras nos separábamos y comenzábamos a vestirnos. Odie que él solo se tuviera que poner unos pantalones deportivos.

Finalmente vestida y con mi bolso colgando del brazo lo miré desde el marco de la habitación, Junsu me sonrió antes de bajar las escaleras.

Me llevó en el auto hasta la casa de Lara, el camino fue silencioso y extrañamente pacifico.
Antes de que me despidiera, cierta incertidumbre cruzó sus ojos.

- ¿Linda? – Preguntó y yo saqué una de las fotografías que él había tomado. Se la tendí mientras él la tomaba mirándome, abrí la puerta por mi propia cuenta y me detuve justo antes de salir.
- Tienes tu oportunidad, conquístame – Murmuré bajando del auto con esas palabras a modo de despedida.
Lo miré de nuevo mientras él sonreía de oreja a oreja.
- Lo haré – Dijo en voz suficientemente alta. Ambos reímos casi tontamente y justo en ese momento empezamos juntos algo más.


Fin.

2 comentarios:

  1. ¡Qué bonito! He muerto de amor, ioro fuertemente. ExDé. Me encantó Unniie^^~~

    ResponderEliminar
  2. Hermoso, simplemente hermoso! Qué bonito final! Me encantó toda la historia, Luzy, me la he leído en dos horas de corrido. Después de tanto tiempo he podido leer nuevamente tus fics. Gracias!!!
    Marinsher.

    ResponderEliminar