Capitulo 2
Pertenecí al periódico escolar por dos años, todas las
fotografías en el eran mías, al verlo impreso sentía una clase de pertenencia
con la escuela que no lograba con nada más.
Había quedado con Junsu de buscarlo después de entregar el
trabajo sobre el concurso de química que se había llevado a cabo hace unos
días.
- Gracias por
traerlas hoy, compañera – Me dijo Changmin con una sonrisa.
Era el encargado del periódico escolar, un chico alto de
cabello castaño y ojos enmarcados en gafas de montura gruesa sobre una nariz
perfecta, dándole un aire intelectual y misterioso, la mayoría podía
considerarlo intelectual, pero sabía que había al menos unas cuantas chicas
muertas por él. Aunque solo tenía ojos para una.
- No es problema, la fecha de entrega era mañana así que no
me pediste un imposible – Le aseguré mientras tomaba mi mochila y comenzaba a
caminar hacia la puerta.
- Oye.. – Llamó removiendo varios papeles de espaldas a mí.
Sabía que me preguntaría – ¿Cómo está Lara? – Preguntó apresuradamente, con una
flor delicada hecha de papel tornasol en su mano. Shim Changmin está colgado
por mi amiga, lástima que ella lo consideraba un aburrido come-libros.
- Bien, ella está bien, estoy segura que lo comprobaste tú
mismo – Le dije con una sonrisa y él sonrió también, sus ojos brillaron y negó
con la cabeza.
- Soy un caso, ¿verdad? – Preguntó mientras yo me encogía de
hombros.
-Todos lo somos a veces – Le contesté.
Me miró un momento tomando mi mano y colocándome la flor
sobre ella.
- ¿Para Lara? - Pregunté incrédula, hasta Changmin tenía que
saber que eso no sería del agrado de nuestra querida demonio.
- Es para ti, feliz cumpleaños…atrasado – Contestó
haciéndome sonreír y sí, sonrojándome un poco, me sorprendía que aún después de
una semana se hubiera preocupado por el detalle-.
- Gracias, es hermosa – Le aseguré y por fin me despedí
saliendo hacia el pasillo.
Camine hacia la cancha de futbol mirando la flor, me detuve
en una de las esquinas de las gradas, noté como el entrenamiento acababa y Junsu
era rodeado por Sapphire y dos chicas más, de las que no estaba muy segura
cuales eran sus nombres. Otro chico llegó y abrazó a una de las chicas
desconocidas dándole un beso antes de ir hacia los vestidores. Sapphire jugaba
con su larga coleta rubia mientras se acercaba a Junsu, le dijo algo al oído y
él solo le sonrío mientras tocaba casi imperceptiblemente el cabello de ella.
Un nudo se me atascó en la garganta y de no ser porque él se
despidió con la mano y caminó hacia los vestidores, no sé que hubiera hecho, lo
más probable, salir de ahí llorando sin poder evitarlo. Esperé sentada en las
gradas mirando la flor aún en mis manos, la cual se había arrugado ligeramente,
por suerte no había perdido su forma. Trataba dejarlo pasar, pero solo una
imagen de ellos dos juntos me llenaba de incertidumbre, si él me viera como la
miraba a ella tal vez no habría problema, pero no era así, a mí me seguía
viendo como a su hermana molestosa o su amiga extraña, a ella, como la chica de
diecisiete con largas piernas y sonrisa coqueta que ofrecía mucho más de lo que
yo quizás podría ofrecer.
-¿Qué tienes en la mano? – Preguntó Suho a mi espalda, me
sobresalté y guardé la flor en la mochila.
-Nada – Dije mirando hacia el frente, se sentó a mi lado y
trató de tomar la mochila.
Lo miré sintiéndome extraña, solo necesitaba irme a mi casa.
Señaló mi mochila de nuevo.
- Es sólo un regalo de cumpleaños de Changmin – Sonreí
mientras el fruncía su ceño. Pero al final masajeó su nuca un momento y se
levantó.
-Vamos – Murmuró mientras yo sonreía sin humor, ¿qué había
esperado?, ¿qué hirviera de celos como yo un momento antes? Junsu no era así,
al menos no conmigo.
De camino a nuestra calle en su auto, traté de disfrutar de
nuestros momentos juntos, pero él estaba más callado de lo usual y ya había
agotado la conversación básica así que saque mi cámara y bajé el cristal esperando
alguna imagen interesante que capturar.
- Cariño, por favor – Murmuró entre dientes mientras yo
tomaba una fotografía de dos niños esperando pasar en un alto del semáforo.
Me giré con una sonrisa y la cámara en mano.
- Tenía que tener esa imagen – Le aseguré mientras él
rodeaba los ojos – Junsu-ah – Llamé y él
se giró para ser captado por mi lente.
Me reí de su cara de sorpresa justo antes de que arrancara el
auto apretando la mandíbula.
- ¡Ya basta! – Dijo molesto y yo, fruncí el ceño mirando la
cámara en mi regazo.
- No es la primera vez que lo hago – Argumenté.
- Pues quizás es la primera vez que admito que no me gusta,
¿nunca lo has pensado?, vas con tu camarita sin pedir permiso a nadie. ¿Qué te
da derecho a fotografiarnos? – Terminó mientras yo parpadeaba para alejar las
lágrimas que se agolpaban en mis ojos.
Los siguiente minutos antes de llegar al frente de mi casa
se hicieron interminables e incómodos, por fin cuando aparcó yo guardé la
cámara que aún permanecía entre mis manos y acomode la mochila en mi costado
mientras ponía mi mano en la manija de la puerta.
- Lo siento – Murmuró casi sin voz y yo cerré los ojos, esta
vez no solamente había sido indiferencia, esta vez se había comportado como
todos sus ‘amigos’, criticando lo que yo amaba.
- Siempre he tomado fotos Junsu, pero no te preocupes, no
volveré a tomarte ninguna, soy capaz de entender las cosas, ¿sabes? – Le
murmuré mientras él se pasaba una mano por el cabello.
- Linda – Me llamó pero yo solo abrí la puerta y bajé.
- No te preocupes, nos vemos mañana – Le aseguré cerrando el
auto y me giré dándome cuenta que era la primera vez que me despedía sin un
tibio beso en la mejilla.
(…)
Hice mi tarea después de cenar, ya había oscurecido cuando
terminaba el reporte de la clase de literatura inglesa. Me cambié la pijama y
me puse a mirar las últimas fotografías que había revelado en la escuela, casi
siempre juntaba cuatro rollos, uno por semana y miraba las tomas.
Había sacado dos el mes pasado de mi novio, al menos
oficialmente eso era, mi novio, aunque ya no estaba muy segura, Junsu ni
siquiera se comportaba como uno, no del modo en que yo deseaba, no del modo en
el que un chico enamorado se comportaba.
Una de las fotografías era de él terminando un
entrenamiento, otra, mi favorita, era una de la que no se había dado cuenta, la
había tomado desde lejos, él estaba enfrente de su casa en sus pensamientos.
El teléfono sonó distrayéndome, algunas fotografías cayeron
al suelo mientras me levantaba de la cama para contestar.
-Mi papá es un imbécil – Murmuró Junsu molesto al otro lado
de la línea.
Todo dentro de mí se revolvió: enojo, alegría, amor,
frustración y tristeza. Para Junsu seguía siendo la mayor confidente, pero
quizás no la mejor novia, me daba miedo que lo notara y que se diera cuenta que
le funcionaba mejor como amiga solamente, quizás su cariño y el mío no eran
iguales.
-¿Por qué? – Le pregunté sentándome en la cama mirando las
imágenes en el colchón-
-Está saliendo con Ana Stradfor – Contestó entre dientes-
-¿La bibliotecaria? – Pregunté por reflejo, entendía la
reacción de Junsu, él y sus papá habían sufrido mucho cuando su madre murió,
justo una semana después de que él cumpliera nueve.
Y aunque comprendía la reacción de Junsu, no podía negar que
su padre merecía otra oportunidad de rehacer su vida.
Esperaba que Junsu lo entendiera poco a poco.
- ¿Te lo dijo él? – Pregunté ante su silencio.
-Sí, salió con ella en una cita, dice que es la primera,
pero en realidad no creo que él no se la haya jodido – Murmuró.
- Junsu – Le regañé cerrando los ojos.
-Lo siento, es solo que estoy molesto – Aseguró mientras yo
miraba de nuevo las fotografías, particularmente la de él sentado en su porche.
-Voy a tu casa – Le informé antes de colgar.
Me puse unos pantalones y una sudadera antes de bajar hacia
la sala.
Mamá me permitió salir con la condición que no tardara más
de media hora, obvio omití el hecho de que sólo estaría con mi novio en su
casa, aunque ¿a quién le debería importar?, hace mucho tiempo yo sabía que la
relación de los dos no era de esas de los libros en que los enamorados no
pueden despegar sus manos uno del otro. Suspiré ante mis pensamientos,
caminando por la calle, el viento ligero despeinó un poco mi cabello mientras
lo miraba sentado en el porche.
-¿Cómo estás? – Pregunté de pie frente a él, a unos pasos.
Se encogió de hombros sin mirarme. Sonreí con tristeza, aún estaba dolida con
él, pero lo quería demasiado para mantener la distancia, me senté a su lado-
- Jamás pensé que él pudiera conocer a otra mujer – Susurró.
-Lo sé – Contesté sin saber muy bien que decir.
-¿Por qué? – Preguntó, aunque parecía que no eran para mí
sus interrogantes, así que elegí no contestar, solo me quedé a su lado.
Nos quedamos mucho más minutos de los que me habían
permitido, en el silencio nocturno, la brisa movía nuestros cabellos pero no
importaba, yo sabía que él necesitaba sacarlo, pues tampoco sería justo para el
señor Shim encontrar a su hijo demasiado molesto aún como para entablar una
conversación honesta. Ellos necesitaban hablar.
Junsu suspiró y giró su rostro mirándome con una pequeña
sonrisa. Levantó su mano y enredó un dedo en mi cabello, un juego de la mente
cruel me hizo recordar la forma en que él había hecho casi lo mismo con Sapphire.
-¿Y tu mochila?, son inseparables – Dijo un poco divertido,
su dedo siguió rozando mi cabello haciendo la situación insoportable, me
levanté zafándome de su tenue agarre.
-Es tarde, nos vemos mañana – Me despedí girándome.
Su mano tomó la mía haciendo que me detuviera, me giré
lentamente para encontrarlo muy cerca de mí, Junsu se veía confuso y un tanto
molesto. Por un segundo, uno casi imperceptible, sus ojos se desviaron a mis
labios, podría jurarlo, después regresaron para encontrarse con mis ojos.
-Adiós, es bueno tener una amiga como tú – Murmuró y ambos
nos tensamos justo cuando las palabras salieron de sus labios.
Hubieran sido las palabras perfectas para una noche en el
porche, de no ser porque era su novia y no solo su vieja amiga de la infancia.
……………………………………………..
Cuando llegamos al restaurante de comida rápida en el centro, aún no podía
creerlo. Junsu señaló una mesa y yo asentí mientras caminábamos hacia
ella. Me senté antes de que él señalara
la gran hamburguesa del paquete especial.
- Quiero una de esas, ¿y tú? – Preguntó.
-Igual, gracias – Le sonreí y lo miré dirigirse hacia la
caja para pedir nuestra comida.
Era difícil seguir molesta, aun dolía comenzar a entender
que esperaba demasiado de él, más de lo que quería admitir, pero no iba a
desperdiciar mi tiempo a su lado, aún más si había sido idea de Junsu.
Parecía que era como decía la tía Alexis, después de una
tormenta el cielo está más azul, hoy había sido uno de esos días buenos: Lara
había pegado un chicle en el cabello de Daisy, tal y como ella lo había hecho
con una chica de primero el día anterior, todos oímos los lloriqueos de la
porrista mientras llamaba a sus amigas para que fueran a su casa a ayudar con
la emergencia, Changmin me había propuesto algo estupendo y Junsu parecía
diferente hoy, a pesar de que no habíamos hablado sobre la noche de hace tres días,
todo parecía mucho mejor.
-¿En qué piensas? – Preguntó a mi espalda.
- Estoy contando todas las calorías que esta comida me
dejará – Dije en mi mejor acento inglés y él se echó a reír sentándose en
frente a mí - Deber ser muchas – Le aseguré remilgada y él volvió a reír,
haciendo que deseara besar sus labios entreabiertos. Parpadeé tratando de alejar
esos pensamientos, no era el momento, ni el lugar y quizás tristemente, él no
pensará en los míos. Para un beso se necesitaban dos.
Iba por mi tercera gran mordida cuando él terminó de
contarme sobre el entrenamiento, con un entusiasmo quizás demasiado perfecto.
Sabía que los problemas con su papá aún no se habían arreglado pero no habíamos
vuelto a hablar de eso. Respiré hondo dejando a hamburguesa sobre el papel.
-¿Hablaste con él? – Pregunté. Ambos sabíamos a quién me
refería.
Tardó bastante tiempo en contestar, antes mordió su propia
hamburguesa, bebió un trago de refresco y miró por la ventana.
-No, no más de lo esencial, ¿podemos cambiar de tema? – Preguntó
mientras sentía como si me hubiera lanzado lejos.
Asentí distraídamente y busqué en mi mente algo para llenar
el silencio.
- Changmin me contó sobre un concurso de fotografía, es a
nivel seccional, está tratando de convencerme para que entre – Le dije con una
sonrisa sincera en el rostro al recordar el entusiasmo del enamorado de Lara.
- Pues parece que ya te convenció – Dijo sin mirarme antes
de volver a dar una mordida a su comida.
Su tono no dejaba lugar a una contestación cordial.
-¿Sabes lo que le pasó a Sapphire hoy? – Preguntó de repente
mientras yo fruncía el ceño. El concurso de fotografía había sido descartado
por la porrista, miré la mitad de mi hamburguesa, perdí el apetito.
- No, sí…creo que sí – Contesté al final y él sólo me miró
por un momento.
- ¿Qué es lo que crees que le pasó? – Preguntó.
- Tal vez alguien le puso un chicle en el cabello – Murmuré
enfurruñando. Lo miré cuando él bufó.
-Por Dios, ¿le pegaste un chicle en el cabello? – Preguntó
molesto.
-Me he perdido, ¿cuándo dije que fui yo? – Repliqué.
-Pareces culpable – Aseguró.
No pude contar con eso, para bien o para mal él me conocía
mejor que nadie y aunque pareciera culpable, me dolía que estuviera tan molesto
por algo que le había pasado Sapphire.
- No he sido yo, ha sido…Lara y si me preguntas, se lo
merecía, ella le hizo lo mismo a una chica de primero ayer – Terminé mientras
él se limpiaba los labios con la servilleta.
-Vaya, no conocía tus instintos vengativos – Murmuró
levantándose. Lo vi ir hacia los sanitarios mientras le contestaba con la voz
entrecortada.
- Y yo no sabía que Sapphire
tenía un protector – Murmuré sin que él pudiera escucharme ya, mirando
hacia la ventana.
(…)
Me dejo en mi casa con un adiós tibio. Titubeé al abrir la
puerta de la camioneta y a pesar de que una parte de mí se odiara por ello, me
acerqué a él y le di un beso en la mejilla al bajar del jeep.
A fin de cuentas, mi corazón no entendía, seguía queriéndolo
igual.
Subí a mi habitación y deseé poder hablar con la tía Alexis,
deseé poder pedirle un consejo, que me dijera que hacer, que me dijera que
estaba equivocada y que mis temores eran infundados. Pero ella estaba lejos y
yo me sentía sola, así que llame a Lara y la invité a ver una película,
saltándome el hecho de que necesitaba hablar con alguien.
Ella llegó media hora después, con su habitual look roquero
y su voz educada saludando a mamá, sólo por eso mis padres no se oponían a
nuestra amistad, Lara era más ladrido que mordida, casi siempre.
-¿No se suponía que tenías una cita sorpresa o algo así? – Preguntó
ella cuando coloqué el DVD de la película que habíamos escogido, una de zombis,
pues ella había ganado el derecho a elegir.
‘Zombieland’ se inició mientras yo me encogía de hombros
sentándome a su lado.
-No duró mucho – Admití.
La película seguía pero en realidad ninguna de las dos
estaba poniéndole mucha atención.
- Oye, ¿puedo decirte algo sinceramente? – Preguntó ella
presionando pausa en el control con una de sus uñas negras.
- Puedes y supongo que lo dirás - Le dije forzando una sonrisa
y ella entrecerró los ojos.
- No te hagas la graciosa conmigo – Comenzó – Debes alejarte
de Junsu – Terminó en voz baja y aquello fue como un balde de agua helada.
- ¿Cómo puedes decirme eso? – Pregunté molesta.
- No estoy diciendo que lo dejes, si se te nota a leguas que
mueres por ese idiota, el punto es que él no se ha dado cuenta de lo que tiene,
cariño y eso a la larga te hará infeliz – Terminó casi apenada y yo negué con
la cabeza.
- Él me quiere – Argumenté deseando que fuera verdad.
- Querer y ser consciente de ello no es lo mismo – Aseguró
Lara mientras suspiraba y tomaba el control de la TV – Mira solo piénsalo, ¿si?
No me gustaría verte sufrir porque tendría que golpearlo y eso ameritaría
suspensión y mi mamá me la tiene jurada – Bromeó haciéndome reír un poco, puso
play y terminamos la película en silencio.
No pude conciliar el sueño esa noche, cada hora que pasaba
me hacía más bolas la cabeza, no fue hasta casi el amanecer que fui capaz de
tomar una decisión. Tenía que hablar con Junsu y contarle todas mis dudas, al
fin de cuentas aun éramos los mismos amigos de siempre y si quería que nuestro
noviazgo fuera verdadero para ambos tenía que hablar con él y decirle lo que me
molestaba, y me lastimaba, si él me quería, todo irá mejor…¿o no?
(….)
Junsu me esperaba fuera de mi casa a primera hora, me subí a
su auto y él me dio un beso fugaz en la mejilla. Tal vez hubiera sido un buen
momento para hablar con él pero sencillamente no encontraba palabras, él se
veía casi incómodo a mi lado como si no supiera que hacer conmigo, lo que era
doloroso pues tan solo unos meses antes, cuando éramos ‘sólo amigos’, no había
un momento de silencio tortuoso.
Cuando llegamos a la escuela, suspiré sabiendo que había
dejado pasar un momento, iba a abrir la puerta cuando él me llamó.
-¿Puedes hacerme un favor? – Preguntó con una media sonrisa-
-Claro – Contesté confusa.
- Hoy no más chicles, no es que me oponga a que seas una
vengadora enmascarada, es que no me gustaría que Sapphire te hiciera niñerías –
Dijo pasando un dedo por mi nariz de manera juguetona, su dedo por poco rozó
mis labios antes de alejarse.
Mi estómago estaba lleno de lombrices como hacía días no lo
sentía, por un momento estuve segura de que podríamos resolver lo que fuera que
nos estuviera pasando, pues él sabía cómo era Sapphire de bruja, yo le
importaba, y lo más extraordinario de todo, por un momento él había vuelto a
ver mis labios, no podía estar imaginándolo.
Las clases pasaron a un ritmo normal y sin mayores
incidentes, salvo el hecho de que Changmin me interceptara en el pasillo cuando
iba con Lara a clases. Lara bufó y Changmin se pasó una mano por el cabello,
siendo objetivos el chico era atractivo y tenía el ligero presentimiento que
ella pensaba lo mismo, por eso le huía tanto.
Él me preguntó sobre el concurso y yo le dije que entraría
más emocionada de lo que había estado anteriormente, las cosas con Junsu irían
mejor, estaba segura y eso era suficiente para querer mirar todo con un lente diferente.
Camine hacia el estacionamiento, golpeándome mentalmente por
no comprobar primero si su auto aún estaba ahí, para mi alivio el jeep seguía
aparcado en el mismo lugar donde lo habíamos dejado, así que me encamine de
nuevo hacia las canchas, empezaría a buscarlo desde ahí.
Un chico que también estaba en el equipo, era casi seguro,
me saludó al pasar y yo lo detuve torpemente.
- Disculpa, ¿has visto a Junsu? – Pregunté mientras él me
sonreía.
- Claro, eres la chica que vive cerca de su casa, ¿cierto? –
Preguntó mientras yo me esforzaba en devolverle la sonrisa. ¿Así era como ellos
me veían? O ¿Así era como Junsu me reconocía?
El chico me indicó que seguía en los vestidores, el
entrenamiento había sido más temprano.
Le di las gracias tragando el nudo que asfixiaba mi voz y
caminé hacia las canchas, entré al pasillo de los vestidores y me detuve justo
al escuchar las voces, un poco antes de llegar a la esquina que giraba rumbo a
las regaderas.
- Sapphire, tengo que irme – Murmuró Junsu en voz baja.
- Sí, sí, tienes que recoger a tu amiguita – Contestó ella
riendo.
- Sapphire, sabes que no me gustan estos juegos – Replicó
él.
- No son juegos, es la pura verdad, ella sólo es eso, una
amiga, aunque no entiendo por qué tú le haces creer otra cosa – Terminó ella,
mientras yo me tapaba los labios con una mano, como si de pronto pudiera gritar
y que ellos se dieran cuenta que estaba escuchando.
- No voy a hablar de esto contigo – Replicó él.
- Sólo contéstame algo Junsu, dime: ¿Por qué?, creía que
nosotros nos divertíamos antes, y creía que habías dicho que no querías una
relación, que estábamos genial con los besos en tu auto y todo eso, pero de
pronto un día ella llega proclamando que es tu novia y tú lo aceptas…y me dices
que nosotros solo podemos ser amigos, sencillamente no lo entiendo – Sapphire había
comenzado a subir la voz.
Sentía las lágrimas en mis mejillas, sentía como mojaban mi
mano. Espere deseando correr y alejarme pero sintiendo que mi cuerpo se
quebraba, incapaz de moverme.
- Ella me lo pidió, me pidió que…fuéramos novios, sin que yo
lo esperara, sin que me dejara tiempo para pensar, solo sabía que no podía
herirla – Comenzó Junsu en voz baja – Así que no me importa si lo entiendes o
no, fue la opción más sencilla, ser novio de ella por unos meses la haría
feliz, ella no se merecía decirle que yo no la quiero.
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